No soy un hombre
A lo sumo, un payaso divertido
No soy un hombre
Nunca lo he sido
He renunciado, no he sabido
Ambicionar, cazar o pescar
Escalar, trepar o pisar
He abandonado el derecho
A ese trono de espinas.
Sin dudar, abdiqué.
Ya ve usted que alza su dedo
Como lanza justiciera
Que acusa de no haber dado
A la vida la importancia verdadera
Ya ve usted, armado hasta los dientes
Que mi corazón no siente
De la misma manera
Usted en todas sus normas
Ha creado el cielo y el infierno
El pecado y la virtud
El éxito y el fracaso
El desvío y la rectitud
Y si por acaso alguien
Intentara de un modo abstracto
Consumar el sagrado acto
De vivir a su manera, desprovisto
de bozal; sin yugo
Sobre los hombros, sin
Perseguir una quimera que
Como tal, no existe ni se alcanza
Osa levantar su lanza
Ante el paria que amenaza
Todo lo establecido
Viviendo a sus anchas
Desnudo como ha nacido
Sin armadura, ni espada
Sin cruzada, ni torre con doncella
Que nunca quiso la ofrenda
Ni el título, ni el dragón
Que guarda en un cajón
También para gritarlo
Que no es mujer ni ha querido
Encajar en ese corset
Ni colocarse el relicario.
A los que osamos ir en contra
De todo lo establecido
No se nos perdona la afronta
De siquiera haber nacido.
