Sueño y el amo
brutal de mi conciencia
me condena a morir.
Así de simple
y vertiginoso es mi trabajo. Cuando muero
y no tengo deseos de tener soy el amo del amo
palabra entre palabras.
Después despierto y miro
mis manos y otras manos
y es todo tan carnal
tan mío cuando toco.
Magnífica soledad
todo es mi cuerpo.
Entre las sombras
rejuvenecen
los rostros olvidados
llenos de lejanía y gris.
Cierro los ojos para no ver
tan pálidas las rosas.
Vuelvo a soñar.