Todas las casas son ojos que resplandecen y acechan. Todas las casas son bocas que escupen, muerden y besan. Todas las casas son brazos

Por el cinco de enero, cada enero ponía mi calzado cabrero a la ventana fría. Y encontraban los días,

Riéndose, burlándose con claridad… se hundió en la noche el niño que… No quise más la luz. ¿Para qué?… más de aquellos silencios y aquell… Quise ser... ¿Para qué?... Quise…

Llegó con tres heridas: la del amor, la de la muerte, la de la vida. Con tres heridas viene:

Rumorosas pestañas de los cañaverales. Cayendo sobre el sueño del hombre hasta dejarle el pecho apaciguado

En tu angosto silbido está tu quid… y, cohete, te elevas y te abates; de la arena, del sol con más quila… lógica consecuencia de la vid. Por mi dicha, a mi madre, con tu a…

Alto soy de mirar a las palmeras, rudo de convivir con las montañas.… Yo me vi bajo y blando en las acer… de una ciudad espléndida de arañas… Difíciles barrancos de escaleras,

Por una senda van los hortelanos, que es la sagrada hora del regreso… con la sangre injuriada por el pes… de inviernos, primaveras y veranos… Vienen de los esfuerzos sobrehuman…

El último y el primero: rincón para el sol más grande, sepultura de esta vida donde tus ojos no caben. Allí quisiera tenderme

El mar también elige puertos donde reír como los marineros. El mar de los que son. El mar también elige

Era un hoyo no muy hondo. Casi en la flor de la sombra. No hubiera cabido un hombre en su oscuridad angosta. Contigo todo fue anchura

Querer, querer, querer: ésa fue mi corona, ésa es.

Italia y Alemania dilataron sus v… de lodo carcomido, agruparon, sembraron sus luctuosas… lanzaron las arañas más negras de… Contra España cayeron y España no…

Dos especies de manos se enfrentan… brotan del corazón, irrumpen por l… saltan, y desembocan sobre la luz… a golpes, a zarpazos. La mano es la herramienta del alma…