Ai soñarte dormida muchas veces
como nunca te vi,
el hambre de mis ojos tal acreces
que me olvido de tí.
Pues soñándote en íntimo abandono.
no más que la mujer,
al verte así, caída de tu trono,
te veo perecer.
Mis mi lenta mirada un– beso lento,
pero beso de muerte,
que te derrite y gracias a ello siento,
lo que gané al perderte.