Me muero de un mal cursi, Becquer… se me agota el pulmón, y me cuna la muerte tu ángel cursi con su acordeón. Aquel acordeón que a mi Teresa
Bajo tu blanca mano fría, el negro… tibio, curvo y sedoso, lento ronro… lucientes de húmedo brillo d morro… y los verdes ojos en que el crista… Dormitaba por fuera, dentro recoji…
La historia universal de una mañan… de nuestra villa querríamos saber, desde la hora en que suena la camp… de la capilla
«Los amantes de Teruel, tonta ella y tonto él.» Es lo que dicen los tontos cuando han perdido la fe en su tontería misma,
Llevabas con tu mano a tu hermanit… de la mano, las letras sobre el papel arando, y preguntab… «¿Qué dice aquí, Teresa?» «Te quiero mucho dice, mucho... mu…
El recuerdo de aquel beso es el co… del bajel que de mi amor trasporta… y el del día de tu muerte el recio… de su vela que me arrastra al infi… Con el árbol de tu vida hice la ba…
¡Ay, el aprendizaje de la muerte! ¡qué larga Lección! Morir de no morir es cosa fuerte y huir del harpón! y cuando sepa la lección un día
En la pequeña iglesia de Biriatu,… funerario con la lista de los once… Francia en la gran guerra. En la… muerto en la guerra, el pueblo de… Y debajo: Orhoit Gutaz, esto es,…
Tú que callas, ¡oh Cristo!, para… oye de nuestros pechos los sollozo… acoge nuestras quejas, los gemidos de este valle de lágrimas. Clamamo… a Ti, Cristo Jesús, desde la sima
Esa charca en que te viste la últi… vez que salimos al campo, está ya seca, Seco y sin yerba está su lecho agrietado. Se ha sorbido la tierra tu espejo;
«Cuando me enseñaban—me decías— la tabla de multiplicar, era el siete lo difícil, ¿sabes? el siete no sé cantar... Siete por tres, por ejemplo, dime,
Al cautivarnos el Amor ¿sabía la suerte de su empresa? ¿O fué la Muerte la que unió prim… con sus manos las nuestras? Al vernos por primera v e z ...—¿n…
Te recitaba, Becquer... Golondrin… refrescaban tus sienes al volar; las mismas que, piadosas, hoy, Ter… sobre tu tierra vuelan sin cesar. Las mismas que al Señor, de la co…
«Cuando tú seas mía...»—te dije, y llevándote al pecho las manos te sentaste... «¿Qué es eso, Tere… «¡No es nada... el desmayo!» «Cuando tú seas mío...»—añadiste,
LXI Vuelve hacia atrás la vista, camin… verás lo que te queda de camino; desde el oriente de tu cuna el sin… ilumina tu marcha hacia adelante.