En el silencio de la noche, cuando
Ocupa el dulce sueño a los mortales,
La pobre cuenta de mis ricos males
Estoy al cielo y a mi Clori dando
Y al tiempo cuando al sol va mostrando
Por las rosadas puertas orientales,
Con suspiros y acentos desiguales
Voy la antigua querella renovando.
Y cuando el sol, de su estrellado asiento
Derechos rayos a la tierra envía,
El llanto crece, y doblo los gemidos.
Vuelve la noche, y vuelvo al triste cuento,
Y siempre hallo, en mi mortal porfía,
Al cielo, sordo; a Clori sin oídos.