Lo siento dentro de mi a cada hora. Nunca me atreví a ver más allá de todas sus verdades, pero, cuántas veces he visto su visión profética!...
Habéis visto aquel vago rumor que profetiza, al atardecer?... Y, en las noches; el grito desesperado que despierta a los ruiseñores asombrados...?
Puedo ver las cosas dulces, que nadie jamás comprende; cosas tristes y también misteriosas cuyo secreto el ojo sólo lo entiende.
Yo sigo temblando, a sus visiones; y haciéndolo realidad en mi dictado. Comprendan todos: Él, es quien me muestra en mi puro corazón, lo amargo y dulce que puede ser la vida, y mi voz es su eco.