Miguel Peñafiel

PERFUME EN EL POEMA, "EL ALMA EN LOS LABIOS" 1918

Perfume en el poema, "el alma en los labios" 1918

“El alma en los labios” que podría decir sobre este poema. Un poema que fue escrito con la tinta del corazón y con las virtudes fascinante de una voz maravillosa. Con esas fragancias lejanas que fue marcando el éxito sobre todos los rincones del mundo, con unos penetrables aromas que idealiza los más bellos pensamientos. Un poema que tuvo éxito más allá de las lágrimas derramadas. La gloria permanente de un verso exquisito reconocido por Francisco Paredes Herrera, el hombre que golpeado por ese hecho sangriento decide convertir al poema en un exquisito pasillo en homenaje a su querido amigo Silva. Tan impactante es el sentimiento que el poeta le pone al verso que muchos se han suicidados con esta canción, interpretada por muchos cantantes de aquellos tiempos y la voz que más pega es nada menos que la del cantante músico ecuatoriano de la literatura modernista, nada menos que el inigualable Julio Jaramillo, quien logra darle sentido a este poema. Una canción que para el que sabe apreciar la música clásica puede hacer derramar lágrimas hasta del corazón más endurecido. Ser un escritor, no es sentarse en una silla y tomar una pluma y escribir por escribir... Las palabras no llegan así, nacen de lo profundo del alma, motivadas por cierto pensamiento de algo o alguien que alegra nuestras vidas y vierte una alegría profunda en nuestros corazones. La vivencia de la vida a los sentimientos, al amor que vierte en nuestro ser un rico aroma a las palabras. Aunque ya en estos tiempos no son los mismos hombres que se paseaban sobre esas tierras extinguidas que van dejando sepultado una época única, una historia donde los jóvenes eran más tímidos en el momento de expresar sus sentimientos, donde las mujeres se valoraban y se respetaban, donde la educación era manejada por la prosa, unas melodías que se fueron marchitando poco a poco como las rosas. Una generación de poetas locos, amador de todo sentimiento y que siempre iba marcando a cada paso con su voz literaria una música desnuda, espectacular y cantarina. Los cantantes, los poetas, poetas suicidas, entre ello nuestro adorable niño poeta critico literario, cronista de la propia muerte, me refiero al inigualable poeta Medardo Ángel Silva. Que podría decir sobre su poema el alma en los labios, Escrito en diciembre del año 1918, esta claro y es muy evidente tal frustración lo que el amor por su amada lo llevo hacer. Teniendo eso por nombre sólo una cosa: _ “amor del verdadero” _ para que nuestro poeta haya tomado tal decisión de haber tomado el arma y dejar a favor de su leyenda un poema como testamento, una dedicatoria perfumada en sangre a su amor prohibido. Su muerte es un gran ejemplo de un hombre valiente y decidido, no de cobardes como otros lo llaman, demostrando ante la vida que no es aquel vivo aquél que tiene un corazón que sigue latiendo, sino aquel que tiene un corazón que suspira y no sabe porque suspira, que ama y tampoco sabe porque ama. Y que cada día intenta descubrír las metáforas de la vida, tomando en cuenta el fatal acto de partir de este mundo de la cual no le ofrece más que los golpes que le da la vida, la miseria, la pobreza y el desamor. Ya que para el poeta que nace y crece en medio de la opulencia, el mejor consuelo que pueden tener, es el consuelo del manto de la muerte. “La esposa inevitable, dulce hermana tornera”.

(2015)

Reserva derecho de autor.

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