Sobre el balcón el viento me habla
a través del divino pensamiento,
y me dice que sin saberlo tú me amas
aunque me niegas ese sentimiento.
¡Viento! ¡Espera, no te vayas!
dime, ¿Quién dijo eso?
tanto tiempo, yo esperé...
tantos días, para yo saberlo.
¡No te vayas! Alegra más mis días
y sé, tú, mi amigo mensajero;
dile que la llevo en mis poesías
anda susurra y dile que la quiero.
Que en tus brisas quiero amarla
¡cómo la acaricia, mi deseo!...
y sé, viento, testigo de mi alma
de un amor tan verdadero.