Antiguas y custodias melodías,
Guardianas de toda mi tranquilidad,
Tras la mágica puerta tras paso
Dejándolas para poder descansar.
Desde el momento en que empecé a imaginarlas
Y a escribirlas. Supe que una cosa era real:
¡Que todo por lo que en ti escribía! Era por amor,
Y lo que sentía dentro, de mi ser espiritual.
Hermosura que consuela mi tristeza,
Soledad en compañía mía,
Melodías dulces que alivian mi pena
Les prometo retomarlas algún día.
Pero primero: renovare de mi alma esa tristeza,
Que contaminaron mi alma y mi alegría,
Y meditare sobre mi largo y profundo sueño
Para encontrar las buenas rimas pérdidas.
Como un niño de tan solo seis años,
Me enamore de ti, ciego, y también de la muerte,
Eso es algo que debo entre elegir. A mi
Pasión por la vida, o a mi pasión por la muerte.
Al retiro: es mejor marcharme y poder retirarme,
Las dejo en manos, de mis hermanos poetas,
Yo me marchare a meditar sobre aquello: entre
Lo malo y lo bueno, por el lumbral de mi puerta.
Gracias por secar mis lágrimas silenciosas,
Con el canto hermoso de tu respirar,
Un corazón sincero con un amor profundo
Te dice adiós: pero espera, mi regresar.