Yo odio recurrir al vicio De volverme un bebedor, Paso manso al bullicio Nadie es comprendedor. Con la gente de mi tierra

Nunca había amado desde ahora Con ese amor inmenso pero dulce, Su rostro parece una flor dulce Que se roba mi amor a cada hora. Mis ojos asombrado y repentino

Abandonar el camino De la poesía Y atracar en el corazón Es hundir los velos De su carne.

¿Cómo he suspirado tanto amor, sob… ¿Por qué escribí poesías en días t… Afinando mi voz: en la perenne arm… De mi Shirley querida cada vez te… Viendo tus ojos dulces aunque sea…

Toda mi vida ahí he estado Dándole duro a el trabajo... Toma mi vida y sin barajó Yo trabajo sin estar cansado. Y con el sudor en la mano

Un gran talento embarga A nuestro admirable Julio Ortega, Los dioses le han puesto Una escalera para llegar al cielo, Desde mi amado portal poético

Cuando en poemas dulces, está mi a… Hago hacer notar mi pensamiento, Suspiro por su carita encantada Volviéndose bello todo ese sentimi… Mis ojos de ese encanto se me inun…

“Por obvias razones” Me siento a pensar en mi alcoba. A meditar lo bueno y lo malo, Y por qué la felicidad ha tardado; En visitar mi puerta hasta ahora.

Entre los oscuros acontecimientos, A mi entre las extremidades No hay nadie quien me toqué, Si no es con la voluntad de mi pad… Enternamente en la penumbra

Si fuiste para mi flor escondida, La fuente de todo cuanto existe, Si a sus raíces le diste la vida Cómo pudiste volverla triste. Por sus dulces pétalos ya extingui…

Volverán los cuervos oscuros De aquella ciudad infernal, Vuelve para atormentar mi alma ¡No sé que voy hacer!... Si vuelven a mi ventana a nidar.

Paisajes son tus hermosas tierras Guayaquil tierra que en ti nací, De mis ojos fueron la luz primera La hoguera de mi ardiente frenesí. De tus plácidas calles adornadas

Presiento que algo eterno va a lle… ¿Será acaso la muerte? O por dest… ¡Angustioso está mi ser, mi alma c… Una chispa de miedo: surge y late… Siento que algo eterno va poner fi…

Tu mirada, delicada Evoluciona en el rostro De tu encanto. Mendigo mis ojos Que piden a gritos