Oh, que grandes fascinante ojos resplandecientes;
Iluminados por el propio brillo de tu luz...
Milagroso el manto de tus ojos de color negro,
No hay otros que igualen; el ego de tu luz.
Han encantado los misteriosos ojos de arcángeles;
Cómo una bruja lunática de puro hechizo...
Amarradora en el amor como un juego mortal,
Cómo aterciopelado abismo y desconocido.
Obsesionantes ojos como el infinito mar inmenso;
Nocturnos como fiera salvaje que ronda...
Profundos como las acaricias que la imploran,
En sus astros párpados de misericordia.
Divinos verdugos de la duquesa vampiresa de luz;
Tan exquisitos como unas maldiciones...
Que al verlos uno tiemblan de miedo o amores
Penetrando almas en sus ojos encantadores.
Brillantes perlas como una lámpara encendida;
En medio de una vigilancia eterna...
Que va marcando el paso con su magia divina,
Enamorando sin ley y sin tregua.