Estoy más que preparado para irme
Estoy más que preparado para irme dijo una de las miradas que miraban con determinación y tristeza aquel lugar. “Me marcho de tu vida” dijo al trabajo. Fue un dolor extraño en mi pecho y el impulso tan fuerte de retenerme como la decisión de no irme. Se feliz, le dije mientras seguí mi camino hacia adelante y con un tono de voz triste para despedirnos. Una lágrima de mis ojos se hundía bajo mis mejillas, resultaría de muy mal gusto entrar en detalles sobre la preparación de la vida y que nos depara el destino en cada mañana. Basta de decir por falta de recursos económicos, sólo quiero conservar mi trabajo; el resto de lo que tuve reposa en una pequeña parte de mi que se queda en su jardín. Cualquiera pensaría que todos los atributos son iguales, pero no es así; cada uno tiene un destino que como persona lleva en vida. Los trabajos buenos se distinguen muy bien en el rostro de la vida que solamente sonríe por un breve tiempo pero para la juventud nada es eterno.
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