Miguel Peñafiel

¡ESCUCHA, LA VOZ!

¡Escucha la voz!

¡Escuchad, la voz! de un sabio, filoso y poeta
Que anuncia todo lo bueno y lo malo,
Voz que hecha una melodía en su garganta
Son palabras dulces para nuestro agrado.
 
Voz que esparce en el surco la semilla,
Voz que siembra la enseñanza,
Voz profunda caudal de fuente pura
Voz que cosecha amor cuando canta.
 
Porque su voz, es como trueno de un Dios,
Fuerte e inagotable voz de flamancura,
¡Qué es el que sostiene a todos los pilares!
Sabio escultor, de todas las agriculturas.
 
Porque llenó de asombro a nuestro mundo,
Para la gloria de pueblos de linajes,
Que va abriendo caminos muy profundos
Con autoridad ante todas las tempestades.
 
Porque inventó, en cada escala, las notas,
Que nunca alcanzaron otras figuras,
¡Qué viva el poeta supremo: Miguel Ángel;
Porque su pecho ardía con tanta dulzura!.
 
Y dirigido era; por los dioses de las alturas.

Reserva derecho de autor.

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