Miguel Peñafiel

ERA UN HOMBRE MISERABLE

Era un hombre miserable

Era un hombre miserable, pobre y viejo
Una vez, estuve perdido por falta de amor,
¡Estaba ciego y confundido!...
Ahora veo claramente con resplandor.
Su luz, me enseñó a ver y a temer,
Más que de la oscuridad temía,
Su rostro era como de fuego: de un sol
A la cual mis ojos de miedo veían.
Cuán preciosa gracia, iluminaba mi vida; 
Por primera vez creí, que a mí llegó,
La salvación de mi esperanza pérdida
La fuerza que hace tiempo me dejo.
Sí, cuando mi carne y corazón fracasará,
Pensé que ya mi alma no tenía perdón, 
Me equivoque y estoy aquí de frente
Delante de los pies, de mi buen señor. 
Aunque la tierra se disuelva como la nieve,
Y el sol en su resplandor deje de brillar,
Pero he mi Dios aquí, llamándome
Me dice: no temas hijo, la tormenta cesará.

Reserva derecho de autor.

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