El príncipe enamorado, fue
Flechado por una mujer
Muy bella, al ver su rostro
De cristal se acordó de las
Estrellas.
Amarga era su vida, hasta
Que conoció a su reina,
Se acercó a su ventana
Con flores de su jardín de
Bella Azucena.
Entregó sus pensamientos
En el lirio de sus manos,
Y la luna reflejaba la
Sombra de sus encantos.
Mientras cruzaban miradas
Un silencio aquella noche
Rodeaba, y para escuchar
La melodía se detuvo el
Viento, a la magia ternura
De su acento.
Tiene esa elegancia, de
Bella pintura exquisita,
Marcha la luna entre las
Nubes omnipotente como
La divina Afrodita.
Oh, príncipe enamorado
De aquella dulce flor que
Crece en tu castillo,
Sembradora, impasible
Por sus encantos de
Quien la corona de tu
Jardín vive.