¡Cisne blanco que en noches me visitas!
Y pareces en el cielo un ángel volando,
Tus alas extendidas _ crepúsculo de sol;
Brillan como el oro, pailado en dorado.
Llegaste a mi, como un fiel compañero;
En tus ojos habían inocencia de amor,
¡Te posaste en mis pies sobre mi suelo!
Me hiciste a mi una cordial invitación.
Llegué entre tus alas al paraíso del cielo;
Dónde ningún mortal ha podido llegar...
Mis ojos contemplaron estrellas y lunas,
¡Cruzando los escudos de luz celestial!
Suspira en mi pecho una bella melodía;
Hermoso cisne, tu canto es de amor...
¡Te posaste sobre un jardín de cristales!
Y llenaste de mis ojos dulzuras en flor.
¡Cisne blanco, de muy buenos encantos!
Sobre tu frente yo vi, una dulce ilusión
Me dí cuenta que la vida es pura y bella,
Coronado de alegría, al ritmo del amor.
¡Cisne sabio, de los caminos peregrinos!
Cuándo vengas por mi volveré a viajar,
Triunfante en seguir gloriosos destinos;
Dónde tu pudiste subir, y yo pude llegar.