El barco de los malditos
Si somos en la vida como unos fantasmas pasajeros, navegantes de las aguas negras marinas, bienvenidos a bordo de este sombrío pesquero, que tiene por nombre en sus costado llamado: ¡el barco de las almas perdidas!... Y que al naufragar por esas aguas dónde nos llevó ese mar agitado, sean unas tempestades de sombras oscuras, que mientras vemos deshojarse la enfurecida rosa de los vientos, sean más que ustedes los invitados de esta noche dijo; ¡la espantosa y pálida luna!... Brindaremos por aquellos corazones condenados, quien con sus manos tomaron la copa de la amargura, y para ustedes hemos reservado la pista para el baile; dijo la voz de un cuervo posado en la tenebrosa proa: ¡hijos malditos que nacieron escogidos desde la cuna!... Aquí para ustedes la doncella de la muerte, ¡quien se atreverá a tomarla en sus brazos y de la cintura!, son pocos los hombres que se han atrevido a mirarla a través de sus ojos; y de ver en ellos, la verdad y el misterio que ocultan. Y que de su boca en todo su aliento, sus palabras son más que una prosa de una dulzura y encanto, bienvenido al lugar del divino tormento dijo el cuervo: ¡ellas son las mujeres del paraíso del diablo!...
Reserva derecho de autor.