Cuando llega la hora del té o el almuerzo,
Nunca hace falta la compañía de unos cigarrillos,
Degustar de una copa de helado como postre
Para endulzar la vida, en mis días deprimidos.
Al principio ella finge, que no tiene nada que hacer,
Pero luego recuerda que es mujer de hogar,
Y mantener la casa en orden, ella, lo espera hacer
De repente su cuerpo se vuelve ágil sin parar.
Pero la mujer se cultiva hermosa y tan delicada,
Transformando su pasión por una taza de té,
El platillo blanco como una luna llena desciende
Por encima de la mesa, que acompaña a la mujer.
Ella se encuentra a lo largo de las reflexiones,
Meditando entre el tiempo que ha pasado,
De ver la vida convertirse en una dura mirada
Su mundo es un infinito sin forma, en blanco.
Entonces ella se hunde en el suspiro de la noche,
Le acompaña una a dos horas inconsciente,
Una taza de té, con unos cuantos cigarrillos:
Son sus inspiraciones en su reflexión indiferente.