Miguel Peñafiel

AGOBIADO POR EL LLANTO DE UNA MUJER

Agobiado por el llanto de una mujer

Nunca me había sentido tan agobiado después de haber viajado en bus por tantos largos años. Que aún no olvido cuando fue la primera vez, que bajo una triste escena mis ojos desparramados de melancolía dentro de un bus se echaron a llorar. Derrotado por esa conmoción dolorosa, ¿quién me podría reprochar? Tanto el llanto, o mi manera de vivir, ¿quién podría cuestionar mis obras si por más que quiera mi vida se volvió amarga y solitaria. Que bebiendo de aquella botella de licor; sentía como su fuego quemaba con el dolor profundo de mis entrañas, a tal punto que lograba olvidar quien en vida tenía la vida más miserable y desdichada. En fin no quiero referirme a mí está vez, quiero contar algo que realmente  sucedió. Se trata está vez de una mujer, que por deseo propio del destino iba conmigo en el bus cuando me dirigía rumbo a mi casa, era muy hermosa; pero con una gran tristeza que la acompañaba. Sus ojos parecían nostalgia del recuerdo, de un gran amor similar a los míos de aquellos tiempos, como un romance que extrañamente se mostraba en una silenciosa penumbra, perdidas en confusas visiones. Realmente sus ojos reflejaban profundos sentimientos, secretos que van más allá de todo ese amor oculto. Sin duda algo le pasaba a esta hermosa mujer, ¡pero realmente me pregunté? que le pasaba!... no lo sabía con certeza, pero me imaginaba que en todo esto; había un amor de por medio, lo deduje por instinto propio y experiencia que logre obtener con el pasar de los tiempos. Quise preguntarle si se encontraba bien, pero no fue necesario; pocos minutos después una canción de los tiempos de antaños cantada por el cantante José José se hizo notar en aquel momento. Entonces los ojos de la mujer se tornaron más sedientos, que no pudo aguantar más la pena que la afligia que se puso a llorar. Entonces llegue a comprenderlo todo, me dije pobre mujer; padeciendo de la misma tortura, padeciendo de la amargura que padece de igual manera mi corazón. Sin duda hay otras personas similares a estas, otros mundos, otras clases de pensamientos, siguiendo sus profundidades que sóla ha de encontrase con su abismo. Mujer misteriosa, en ti vuelvo, ¡otra vez, en mi fantasía vuelvo a contemplar! De nuevo se alza ante ti mi antigua figura, y vuelvo al pasado donde en tu lugar me habría visto de igual manera. Me preguntaba qué pasaba por la mente de aquella mujer, sus pensamientos agitaban los blancos lirios en el campo, ¿qué otra razón tenía para estar así? Y qué razón podría haber para aquellas palabras que en voz baja la dama susurraba presurosamente al despedirse.

Por, Miguel Ángel Peñafiel Miranda.
Poeta guayaquileño.

Reserva derecho de autor.

Altre opere di Miguel Peñafiel...



Alto