Mi perro ha muerto, ha muerto
Mi querido amigo,
Mi fiel compañero de infancia
El que vi crecer,
Viendo que era feliz conmigo.
Llenándome de alegrías,
De gozos, y de esperanzas,
Al ver sus ojos que daban vida
Cristalizado mi tierna alma.
Más que mi amigo, la vida mía,
Mi perro más que mi estrella,
Esa que de noche mirando voy
Contemplando su ausencia.
Ahora el se marcha de mi vista
Cómo una estrella fugaz,
Que dándome un beso de frente
Me dice adiós y no se donde va.
Quizás en algún ignorado cielo,
O tal vez un paraíso celestial,
Se pueda escuchar sus aullidos
Qué aúllan de tanta felicidad.
Allí no muy lo alto, ni en lo bajo,
Nos volveremos a encontrar,
Se juntará conmigo y de nuevo
Seremos felices una vez más.
Donde está: el solo me espera,
¡Moviendo su cola, de ansiedad!
Y correr juntos el mismo juego
La atención necesaria que me da.
Ese era mi perro, sin nada más,
Alegre, alegre, alegre, sin más,
Como los perros saben ser felices
El a mi lado lo supo demostrar.
Ahora él ya se fue con su alegría,
Dejando mi alma en desamor,
Pobre de mi y a partir de ahora;
¡Cómo podría vivir, sin su amor!.