Miguel Peñafiel

EL ALMA EN LOS LABIOS

El alma en los labios

Cuando de nuestro amor la llama apasionada,
Dentro de tu pecho amante contemples extinguida,
Ya que sólo por ti la vida me es amada,
El día en que me faltes me arrancaré la vida.
 
Y es de así, tan claro, como la propia muerte,
Cuando se anuncia en sus horas reveladoras,
Así le demuestro este amor que yo siento,
Al corazón que no me quiere y no me adora.
 
Porque mi pensamiento lleno de este cariño,
Que en una hora feliz me hiciera esclavo tuyo,
Lejos de tus pupilas es triste como un niño,
Que se duerme soñando en tu acento de arrullo.
 
Porque amarte en mis profundos pensamientos
Son días acompañadas de horas angustiosas,
Cuando te siento ausente cuando no te veo,
Cuando me siento triste sin ver hasta tu sombra.
 
Para envolverte en besos quisiera ser el viento,
Y quisiera ser todo lo que tu mano toca;
Ser tu sonrisa, ser hasta tu mismo aliento,
Para poder estar más cerca de tu boca.
 
Ser esa brisa perfumada que tu alma suspira,
Ser la sonrisa que me provoca de tu boca;
Ser tus miradas con la cual me iluminas
Y ser el viento dulce que tu lindo rostro toca.
 
Vivo de tu palabra y eternamente espero,
Llamarte mía como quien espera un tesoro.
Lejos de ti comprendo lo mucho que te quiero,
Y besando tus cartas ingenuamente lloro.
 
Miro hacia las estrellas y siempre me pregunto,
Si algún día amor, podre verte de nuevo,
Aunque suelo mirarte, a lo lejos de mis pupilas,
Como una linda estrella que me dice te quiero.
 
Perdona que no tenga palabras con que pueda,
Decirte la inefable pasión que me devora;
Para expresar mi amor solamente me queda,
Rasgarme el pecho, Amada, y en tus manos de seda,
Dejar mi palpitante corazón que te adora.
 
Perdona amor, por amarte, perdóname por quererte
Es ideal decir lo que a mi mente le provoca,
No tengo excusa, para decirte lo que estoy sintiendo
Te lo dejo claro en mi poesía, amada mía,
Te lo dejo escrito, en estas hermosas estrofas.

Reserva derecho de autor.
Poema fusionado con Medardo Ángel Silva

Otras obras de Miguel Peñafiel...



Arriba