28-10-2016
No tengo idea de qué hacer con esto.
¿A dónde querés que meta toda esta
angustia que se me desborda?
Es como el agua de una botella con
un montón de agujeritos chiquitos,
minúsculos, casi imperceptibles.
Por más que trato de mantenerla ahí
se me escapa y son tantos agujeritos,
que no me dan las manos para
taparlos a todos.
Necesito más parches.
Estoy harta de pensar y pensar tan
compulsivamente.
No puedo parar, esa voz no se calla.
Me grita que me pregunte
el por qué de las cosas más tontas
y me pierdo el día intentando
descubrir la razón por la cual existimos.
Creo que en realidad busco el todo
tan desesperada
porque me siento llena de nada.
Tic y tac parece que juegan carrera y
se me escurre el tiempo tratando
de llenarme con cosas que no me llenan.
Estoy tan adentro mío que afuera es un
lugar extraño.
Me viven gritando que salga y viva
como ellos
pero me da miedo el exterior.
El mundo es un lugar horrible, ¿no?
Adentro sigo vacía,
vaciísima,
pero me distraigo.
Adentro lo nuevo es poquito
y no asusta.
Adentro duele tanto como afuera,
pero por lo menos tengo un techo
donde refugiarme de la lluvia.
Adentro no tengo que ser simpática
ni contar cómo me está yendo en
la vida;
nadie me pregunta dónde tengo
la cabeza.
Adentro no pasan cosas inesperadas
así que no tengo que estar atenta
a los cambios,
y qué bueno,
porque odio los cambios.
Adentro estoy mejor.
No quiero que me molestes
diciendo que tengo que ser feliz
porque no tengo que ser nada.
Preferido o celebrado por...
