Ojalá que estuvieras aquí y que pudiéramos cumplir todos nuestros sueños juntos.
Quisiera haber tenido tiempo para despedirnos; tomar una taza de café como viejos amigos y platicar de todas esas cosas que nunca pudimos ni podremos hablar ya.
Es demasiado triste y doloroso pensar en los “hubiera”, todo lo que ya no podremos hacer ni vivir juntos.
Ahora sólo existe tu fantasma acechándome en cada rincón, en cada esquina, en mis sueños, en mis recuerdos.