Así van esperanzas e ilusiones
de nuestra breve vida
en el inquieto mar de las pasiones,
cual nave de agua y cielo combatida.
Náufrago... ¿Adonde iré? No hay alta roca,
ni a lo lejos la playa amarillea;
la angustia me sofoca,
el rayo, entre las nubes, serpentea,
el viento brama y crece la marea.
Cuanto quise y amé, cuanto he creído,
despojos son, cuyo recuerdo abruma,
que arrastra y rompe la revuelta espuma
de mares de dolor y no de olvido.
¡Ay! ¡qué lejano el puerto,
qué ruda la borrasca, el fin qué cierto!