José Martí
La fatiga y las sábanas sacudo:
Cuando no se es feliz, abruma el sueño
Y el sueño, tardo al infeliz, y el miedo
A ver la luz que alumbra su desdicha
Resístense los ojos,—y parece
No que en plumones mansos se ha dormido
Sino en los brazos negros de una fiera.
Al aire luminoso, como al río
El sediento peatón, dos labios se abren:
El pecho en lo interior se encumbra y goza
Como el hogar feliz cuando recibe
En Año Nuevo a la familia amada;—
Y brota, frente al Sol, el pensamiento!
 
Mas súbito, los ojos se oscurecen,
Y el cielo, y a la frente va la mano
Cual militar que el pabellón saluda:
Los muertos son, los muertos son, devueltos
A la luz maternal: los muertos pasan.
 
Y sigo a mi labor, como creyente
A quien unge en la sien el sacerdote
De rostro liso y vestiduras blancas—
Practico: En el divino altar comulgo
De la Naturaleza: es mi hostia el alma humana.
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