Cuando fui de visita al altar usé vestido de organdí celeste más largo que yo, por donde, a ratos, sobresalía un pie de oro, tan labrado y repujado, desde el seno mismo de mi madre. ...

Me acuerdo de los repollos acrespo… nieves de la tierra, de los huerto… porcelana más leve, los repollos c… Y las altas acelgas azules. Y el tomate, riñón de rubíes.

La noche volvió otra vez, La Sombra; aunque ya habían pasado cien años, bien la reconocimos. Pasó el jardín, violetas, el dormitorio, la cocina; rodeó las dulceras, los platos blancos c...

Desde la medianoche de las confite… Saliese el puma, desde su emboscad… bajo las brumosas estrellas y cand… por todos los rumbos, desde esa cualquier esquina,

Esta noche un solitario habitante… se decidió a andar, oh, murciélago de oro y azul, bicheja todo de luz y telaraña,

A la hora en que los robles se cierran dulcemente, y estoy en el hogar junto a las abuelas, las madres, las otras mujeres; y ellas hablan de años remotos, de cosas que ya parecen de pol...

De súbito, estalló la guerra. No sabía si era de día o de noche. Hay un ruido tremendo en el horizonte y sube una estrella de diez pisos y se estrella. Y vienen los guerreros a cabal...

Ellos tenían siempre la cosecha má… A veces, al mediodía, cuando el so… nos atreviéramos–, mi madre y yo,… íbamos por los senderos de la huer… casi invisible, hasta la vid de lo…

La arboleda luctuosa giraba como e… Sobre la calle quedaron unas piedr… muchísimas; parecían pedazos de es… Brillaban con furia, con desespera… liebres; y no se iban.

Las flores de zapallo corren por el aire y por la tierra como una enredadera de bengalas; mi madre las siega, las pone en el cesto; de pronto, se estremece, queda inmóvil; pero, huye ha...

Mi alma es un vampiro grueso, gran… alimenta de muchas especies y de s… noche, la encuentra, y se la bebe,… Mi alma tiene miedo y tiene audaci… con rizos, vestido celeste.

Para cazar insectos y aderezarlos,… Les mantenía la vida por mayor del… A la noche, íbamos a las mesitas d… En torno, estaban los rosales; las… Se oía el run run de los insectos,…

Había nacido con zapatos. Rojos,… que fueron la desesperación de tod… en aquel tiempo. Y en la cara tenía varias dentadur… el fuego.

La tierra que papá compró cuando éramos niñas, quedaba frente del infierno; pero, era tan hermosa; los árboles gigantescos, y las achiras que parecían mujeres con la mantilla negra y la...

No sé de dónde lo había sacado mi padre —él no salía nunca—; tal vez, desde el linde mismo del campo; allí estaba, el nuevo cuidador de las papas. Le miré la cara color tierra, llena de...