#EscritoresUruguayos #SigloXX #SigloXXI #1988 #VientosDelExilio
En las fronteras del futuro hay un control estricto sólo son admitidos
When you are smiling ocurre que tu sonrisa es la sobrev… la estela que en ti dejó el futuro la memoria del horror y la esperan… la huella de tus pasos en el mar
Tampoco hay que hacer un mito de l… faja blanquecina dice el larousse debida a multitud innumerable (sic… después de todo es un techo interi… todo lo vistoso que se quiera
Todas las tardes, al regresar de su trabajo en el Banco (sección Valores al Cobro), Esteban Ruiz contemplaba con deleite su nueva adquisición. Para el joven poeta inédito, aquella maqui...
Después de tanta quietud tanto sil… el país gira como un trompo llega a la orilla de las decisione… de las falencias y del optimismo cada uno lleva su ramillete de gan…
En el centro de mi vida en el núcleo capital de mi vida hay una fuente luminosa un surtido… que aiza convicciones de cobres y es lindo contemplarias y seguirl…
Por segundo año consecutivo, los Williams y los Peabody se encontraban en el agosto de Puerto Pollensa. Como tantos ingleses, franceses, escandinavos, se sentían atraídos por la relativ...
Nunca se consideró un exiliado político. Había abandonado su tierra por un extraño impulso que se fraguó en tres etapas. La primera, cuando lo abordaron sucesivamente cuatro mendigos en...
En este instante el mundo es apena… un vitral confuso los colores se invaden unos a otro… y las fronteras entre cosa y cosa entre tierra y cielo
Si estaremos curados de espanto si habremos barajado salmodias con… sepultado alegrías conjeturas deli… en el descalabro y en el camposant… si habremos añorado nuestras azote…
Para matar al hombre de la paz para golpear su frente limpia de p… tuvieron que convertirse en pesadi… para vencer al hombre de la paz tuvieron que congregar todos los o…
Las calles están muertas padecidas la soledad se atreve al resplandor alguien sabe quién es pero lo ocul… no sólo las gargantas tienen rejas la primavera a veces huele a invie…
Tus manos son mi caricia mis acordes cotidianos te quiero porque tus manos trabajan por la justicia si te quiero es porque sos
Fue un sábado de tarde, en plena siesta, cuando sonó la primera llamada. Aún medio aturdido, había alargado el brazo hasta el teléfono, y una voz masculina, ni demasiado grave ni demasi...
De haber tenido un hijo no lo habría llamado ni mario ni orlando ni hamlet ni hardy ni brenno como reza mi fardo onomástico