Como un exacto curriculum de Carlos
así puede leerse de un tirón
el apretado libro de Tomás
pero después de ese tirón algo falta
y hay que empezar de nuevo
sólo en la segunda lectura se advierte
que no es un curriculum sino un abrazo
y así empieza a entenderse lo que consta
en las meras entrelíneas de fuego
cuántos días y noches de hermandad
no habrán sido precisos
para encerrar en siete renglones capitales
la muerte de esa niña que no quería morir
y apretarnos no obstante el corazón
sin retórica y casi sin adjetivos
qué suerte que Tomás no hiciera un monumento
por eso carlos emerge o lucha
como un escándalo de la cordura
no como un héroe con postura de héroe
sino como un héroe con talante de hombre
y uno llega a sentir que en los afluentes
de esa sobriedad o quizá protegiéndola
como una esperanza inexpugnable antigua
tomás está llorando (él ha contado
que así lloraba Carlos) con la ferocidad
que tiene a veces la tristeza
después vino el futuro y vendrán otros
pero no volverá el pasado inmundo
Nicaragua ha sido esta vez invadida
por su rotunda gana de ser pueblo
y bien todo esto viene a corroborar
que en algunas diáfanas temporadas
la realidad puede ser una esencia
y hasta un fanal de revelaciones
alegría de un hombre / y de una suma de hombres
tan saludable como
si el coro de ángeles de Sandino
hubiera llegado en ese instante
a una repentina mayoría de edad.