Lejos quedó el exilio
descubierto en ensueños brumosos
o cubierto de olvido
un jardín más o menos irrisorio
del que tomamos cuatro rosas
y las miramos y cantamos y usamos
hasta que perdieron argumentos y pétalos
es posible que hayamos olvidado
sus esquinas sus túneles sus mendigos
sus cielos sin cometas sin estrellas
sus quietudes del alma y sus estruendos
mas no olvidaremos sus consolaciones
el gozne de sus manos abriéndose
sus pupilas de locura manirrota
su lástima y su risa tan de veras.