Mario Benedetti

Pausa de agosto

Madrid quedó vacía
sólo estamos los otros
y por eso
se siente la presencia de las plazas
los jardines y fuentes
los parques y glorietas
 
como siempre en verano
madrid se ha convertido
en una calma unánime
pero agradece nuestra permanencia
a contrapelo de los más
 
es un agosto de eclosión privada
sin mercaderes ni paraguas
sin comitivas ni mitines
en ningún otro mes del larguísimo año
existe enlace tan sutil
entre la poderosa
metrópoli
y nosotros pecadores afortunadamente
los árboles han vuelto a ser
protagonistas del aire gratuito
como antes
cuando los ecologistas
no eran todavía imprescindibles
 
también los pájaros disfrutan
ala batiente de una urbe
que inesperadamente se transforma
en vivible y volable
 
los madrileños han huido
a la montaña y a marbella
a ciudadela y benidorm
a formentor y tenerife
 
y nos entregan sin malicia
a los otros que ahora
por fin somos nosotros
un madrid sorprendente
casi vacante      despejado
limpio de hollín y disponible
en él andamos como dueños
tercermundistas del arrobo
en solidarias pulcras avenidas
sudando con unción la gota gorda
 
el verano no es tiempo de fragor
sino de verde tregua
 
empalagados del rencor insomne
estamos como nunca
dispuestos a la paz
 
en el rato estival
la historia se detiene
y todos descubrimos una vida postiza
pero cuando el asueto se termine
volverán a sonar
las bocinas los gritos las sirenas los mueras y los vivas
bombas y zambombazos
y las dulces metódicas campanas
durante tres fecundas estaciones
nadie se acordará
de pájaros y árboles
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