#SigloXX #SigloXXI #Uruguayos #1966 #ContraLosPuentesLevadizos
La calumnia como hiroshima de bols… el desierto como adversario unánim… el silencio como razón de estado la hipocresía como recoveco de la… el desamor como metáfora de fuego
Ahora que apretaste la tecla play me atreveré a decirte lo que nunca osaría proponerte
A sus treinta y cinco años, Ileana Márquez tenía marido (Dámaso) y amante (Marcos). Saberse querida, o al menos deseada por ambos, no le causaba la menor ansiedad, más bien le otorgaba ...
En esta noche de pálpitos y conjur… en esta noche flamante habitan tan… la del labriego la del farero la d… la del cocuyo la del murciélago la… noche con sábanas de fruición y ta…
Se me ocurre que vas a llegar dist… no exactamente más linda ni más fuerte ni más dócil ni más cauta
Hay que ir acostumbrándose de a po… la jornada es tan plena tan bien f… que nadie se anima a partirla en d… las cábalas se ocultan tras las co… los pésames se van chapoteando ent…
Pobre señor presidente ya no hay nadie que lo aguante nunca hubo aquí gobernante con menos dedos de frente pobre tirano casero
Yo/ fulano de mí/ llevo conmigo tu rostro en cada suerte de la his… Tu cuerpo de mengana es una gloria y por eso al soñar sueño contigo. Luego/ si el sueño acaba te persig…
Viene contento el nuevo la sonrisa juntándole los labios el lápizfaber virgen y agresivo el duro traje azul
Un viento misionero sacude las per… no sé qué jueves trae no sé qué noche lleva ni siquiera el dialecto que propon… creo reconocer endechas rotas
Los mendigos anónimos vienen del cine mudo posan en blanco y negro en la mano extendida en el platillo estéril
Indiscreto / curioso / entrometido vicho por la rendija que dejan los… y allí lo veo hosco / melancólico el ceño vulnerado por espectros y… sus púas y rencores listos para el…
Hoy me despierto tosco y solitario no tengo a nadie para dar mi queja… nadie a quien echar mis culpas de… sé que hoy me van a cerrar todas l… que no llegará cierta carta que es…
A esta altura ya nadie me nombra por mi nombre: Octavio. Todos me llaman abuelo. Incluida mi propia hija. Cuando uno tiene, como yo, ochenta y cuatro años, qué más puede pedir. No pido ...
Siempre había sido animal de ciudad y disfrutaba siéndolo. Era evidente que lo estimulaban las complejidades y las vibraciones de ese laberinto, el olor a gasolina aunque llegase a ser ...