Kaotica

Querida enemiga

 
Querida enemiga,
con el alma abierta, creí en ti,
jugaste conmigo, usaste mi fe,
y al final me dejaste en un abismo sin red.
Me tomaste en tu juego, mi inocencia robaste,
con mis miedos y sueños, tu ego alimentaste.
 
En tus mentiras se enredó mi niebla,
y mi cuerpo, para ti, fue una mera herramienta.
En tus ojos brillaba la traición,
y en tus palabras, veneno y confusión.
 
En tu caída, entre sombras y gritos,
un susurro de verdad quebró tus mitos.
Me alejé sin lágrimas,
con el cuerpo frío y el corazón roto,
pero la mente en paz.
 
Hoy ya no estás, te dejé atrás,
solo queda el eco de lo que en ti vencí,
y el dolor profundo de haberme usado así.
 
Aunque la sombra me envolvía,
me observabas, sorprendida,
sin saber que mi dignidad aún luchaba en tu mentira.
Pensaste que me habías ganado, que ya era tu presa,
y aunque mi voluntad creció, en el alma aún me pesa.
 
No entendías mi fuerza, mi resistencia al veneno,
ni lo que la vida me exigía entre tanto desconcierto.
Intentaste dominarme, sin ver mi dolor,
pero mi lucha fue más grande que tu traición interior.
 
Hoy me alejo, sin rencor ni odio,
solo con la verdad que me liberó,
porque aunque en tu juego casi me pierdo,
frente al espejo, una vez más, encontré el consuelo.

Poema para la que creí mi amiga y se convirtió en el trauma de mi vida. Nunca confíes del todo en nadie, pues no sabes sus intenciones reales.

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