Durante aquella hora, quien se halle en el terrado
no retorne a buscar sus muebles bajo el techo,
pues —de dos en un campo—uno será librado
y el otro abandonado. (O de dos en el lecho.)
Dos mujeres moliendo, bien que trabajen juntas,
una será elegida, la otra rechazada.
Huelgan disquisiciones e inútiles preguntas
porque el Señor lo ha dicho: Su Palabra está dada.
(Soñamos el milagro: la que elige el Señor
apresa de la mano —por llevarla consigo—
a la otra en abandono, y pone tal fervor
en librar aquel ser del eterno castigo,
que Dios, al verla, dice: —La ha salvado tu amor.
Puedes venir con ella. Y ella venir contigo.)
Lucas 17, 31, 34, 35.