A bautizarse acuden las gentes al… Preguntaban algunos: —¿Y qué hare… —Quien tiene dos vestidos, respond… dé uno al que no tenga. Y pregunta… (esta vez publicanos): —Y nosotros…

Señor, quiero ser yo, y sólo con l… por humilde que sea, aun pobre y p… nada de adornos vanos ni lujoso at… ni aquello que deslumbra en ambici… No quiero en devaneo, tampoco en d…

Se lo ha llevado el viento, esa ma… el pequeño mensaje que quedara en… se fue sobrevolando, como ebrio o… la rumorosa calle, en la tarde des… Allá irá, todo alma de amor estrem…

Señor, siempre te veo con los ojos… primero en el pesebre, aureolado d… en lo alto, la estrella, que sus r… sobre el burro y el buey al mover… Hombre, vas por montaña, y por val…

Dentro todo es silencio y sombra t… afuera entre las rejas de los ampl… que doran las primeras claridades… revuelan bulliciosos y a solas los… Son bandada, y oyéndolos, acaso, s…

No me llames poeta —un nombre con… porque mi voz apenas para cantar a… acaso suavizada por amorosa miel, tal vez unos acentos armoniosos co… Puede sí que me escurra por el alt…

Muerte, fatal término, ausencia por siempr… Sólo el campo yermo que nos recibe… de su tierra, nuevo abono. Nunca más la fragancia de la brizn…

Ya no sé qué pensar de mi propia e… aun si he de poder soportar esta v… que en viéndome al espejo descubro… un ser a todo hostil que extraño m… Deslízanse las horas fuera de mi c…

No le hables de la muerte, háblale… de la aurora dorada y el ocaso de… del azul del océano y el arco de c… de los ríos de plata y el astro si… Cuéntale del amante los dichosos a…

Siempre desde abajo pudimos mirarl… y aun de nuestra altura miramos a… mas nunca hasta ahora pudo contemp… alguien de lo alto, ni de allá fue… Pero así el artista consiguió pint…

Colegio del Estado. Primer Grado… Niñitas y varones con delantales b… Las niñas con su moño, en mariposa… Los niños, ya se sabe, desbordando… La Señorita Elisa, al frente de l…

El cambista sostiene minúscula bal… con que pesa, prolijo, los objetos… monedas, joyas, dijes, que forman… del próspero comercio de los cauto… La mujer, en los ojos, acusa desco…

Preséntase San Goar y suspende la… en un rayo de sol, al suponerlo un… pues que no advierte cómo desde un… satisfecho, después de encontrar t… Del haz de luz —entonces—el atavío…

Como un rumor de aguas, la voz oí… «No te estés quieta ahí, por algo… Ni fría ni caliente, tal irás fene… Según sean tus obras, así habremos… »Ten prendida tu lámpara —la lámpa…

¡Cómo insiste Khayyam con los mue… La arcilla de las ánforas, la arci… diciendo que allí están, y que, al… al beber, nuestros labios, se encu… Que henchiremos la cámara que otro…