Quise encarnar mi ansia en una sola rosa;
En una forma altiva florecer en belleza;
Que tuviera un anhelo sutil de mariposa,
Y que fuera la gracia blasón de su nobleza.
Pero en mi vida nada se acerca ya a la rosa:
Ni un tono ni un matiz, ¡oh, la, otoñal tristeza
Que idealizó el ambiente, y ha puesto en cada cosa
El alma pensativa que dentro de mi reza!
Se acerca del rosal la nueva florescencia;
Pronto la primavera ha de verter su esencia
Mostrándose fecunda la savia del retoño.
Mientras llega, da al viento su exquisita elegancia
La rosa pensativa de mística fragancia
Que perfumó escondida mi vieja alma de otoño.