Duermes:
yo te miro en silencio:
eres como un balandro retenido
en la dársena en paz de tus ensueños.
Duermes:
yo inmóvil te contemplo:
¡qué frágiles amarras te sujetan
a ese extraño puerto!
Sólo las lunas blancas
de mi inmovilidad y mi silencio.
Duermes:
el amor me ha dejado mudo y quieto.
¡Qué ataduras tan fuertes
me ha puesto!