NO SOY LO QUE ERA
No soy lo que era
ni podré ser lo que son
porque voy llena de estrellas
y soy brillo de otro mundo.
No soy lo que son
ni podré ser lo que era
porque soy halo y reflejo
de una muy lejana estela.
No soy sino vos
siendo lo que nunca
os consintieron,
preexiste en mí
la plenitud de la alegría,
existo para preservar
lo que nunca gozaréis.
Vivir es vuestra sentencia
y el peso exacto de mi dolor.
¡Si tan sólo pudiese clavarme
un alfiler de luz
entre tanta oscuridad!
¡Si tan sólo pudiese extraer
el gigante cadáver nocturno
de este alfiler de luz!
Tengo el alma clavada
en un gran alfiler,
el cuerpo frío y constelado
del pobre desgraciado.
Toda mi alma es cicatriz,
arrastrada cada noche
entre las piedras,
ningún ruego les detiene,
tienen el aura nublada y
anclada al vientre.
¡Ruego ser perdonada
por no ser capaz
de encenderme
de candiles la noche!
He ocultado el dolor en
jerseys muy largos,
he ocultado mi pelo
en mejillas de almazuelas,
cabriolas de caballos,
en la risa del gorrión,
los labios del granado y
en ventanas impolutas
donde la lluvia aún
no ha llegado.
Afilado mundo,
terso mar, ¿qué somos?
iré a rozar un verso
con mi página nocturna,
iré de terciopelo
al trote del limonero
ya libre de carga.
Por tanto y de tanto amar,
ya no sé cómo ocultarme.
© Maria Luisa Arenzana Magaña
