Alzan la voz cruel quienes no vieron el paisaje, los que empujaron por el declive p… la carne ajena, quienes debieron ser almas de todo…

Éstas son las rodillas de la noche… Aún no sabemos de sus ojos. La frente, el alba, el pelo rubio, Vendrán más tarde. Su cuerpo recorrido lentamente

Al ver por dónde huyes Dichoso cambiaría Las sendas interiores de tu alma Por las de alegres campos. Que si tu fuga fuera

Si para ti fui sombra Cuando cubrí tu cuerpo, Si cuando te besaba Mis ojos eran ciegos, Sigamos siendo noche,

Tan clara que, invisible, en sí misma se esconde, como el aire o el agua, transparente y oculta; desierta no, surcada

Amor, sólo te muestras Por lo que de mí arrancas, Aire invisible eres Que despojas mi alma Manchando el limpio cielo

Como un ala negra de aire Desprendida de hombro alto, Cuerpo de un muerto reflejo En duras tierras ahogado, La sombra quieta, tendida,

No estás tan sola sin mí. Mi soledad te acompaña. Yo desterrado, tú ausente. ¿Quién de los dos tiene patria? Nos une el cielo y el mar.

Estabas sola y alta. Yo miraba cómo todos los pájaros Debajo de tu frente se escondían. ¡Qué ir y venir y qué volver! Cómo todas las cosas

Hice bien en herirte, Mujer desconocida. Al abrazarte luego De distinta manera, ¡Qué verdadero amor,

Era mi dolor tan alto, que la puerta de la casa de donde salí llorando me llegaba a la cintura. ¡Qué pequeños resultaban

No sé si es que cumplió ya su dest… si alcanzó perfección o si acabado este amor a su límite ha llegado sin dar un paso más en su camino. Aún le miro subir, de donde vino,

Hijo de la oración, cada mañana dejo el seno del cántico, me desnudo del himno que se eleva a la gloria de Dios

¡Qué dulce dolor de ancla En el corazón sentías! Tu corazón reteniendo, Duro coral, mi partida. Ahogada en amor, tu amor

Dicen que soy un ángel y, peldaño a peldaño, para alcanzar la luz tengo que usar las piernas. Cansado de subir, a veces ruedo