#EscritoresAndaluces #EscritoresEspañoles #EscritoresSevillanos #Generación98
Una clara noche de fiesta y de luna, noche de mis sueños, noche de alegría —era luz mi alma
En el azul la banda de unos pájaros negros que chillan, aletean y se posan en el álamo yerto. ... En el desnudo álamo,
Esta leyenda en sabio romance camp… ni arcaico ni moderno, por Valle—… revela en los halagos de un viento… la santa flor de alma que nunca se… Es la leyenda campo y campo. Un p…
La calle en sombra. Ocultan los a… el sol que muere; hay ecos de luz… ¿No ves, en el encanto del mirador… el óvalo rosado de un rostro conoc… La imagen, tras el vidrio de equív…
La plaza y los naranjos encendidos con sus frutas redondas y risueñas… Tumulto de pequeños colegiales, que al salir en desorden de la esc… llenan el aire de la plaza en somb…
A ti laurel y yedra corónente, dilecto de Sofía, arquitecto. Cincel, martillo y piedra y masones te sirvan; las montañas
Este noble poeta, que ha escuchado los ecos de la tarde y los violine… del otoño en Verlaine, y que ha co… las rosas de Ronsard en los jardin… de Francia, hoy, peregrino
Te he visto, por el parque cenicie… que los poetas aman para llorar, como una noble sombra vagar, envuelto en tu levita larga… El talante cortés, ha tantos años
Este donquijotesco Don Miguel de Unamuno, fuerte vas… lleva el arnés grotesco y el irrisorio casco del buen manchego. Don Miguel cam…
La vida hoy tiene ritmo de ondas que pasan, de olitas temblorosas que fluyen y se alcanzan. La vida hoy tiene el ritmo de los…
He andado muchos caminos, he abierto muchas veredas, he navegado en cien mares y he atracado en cien riberas. En todas partes he visto
¡Ay del que llega sediento a ver el agua correr y dice: La sed que siento no me la calma el beber! ¡Ay de quien bebe, y, saciada
La tarde todavía dará incienso de oro a tu plegaria… y quizás el cenit de un nuevo día amenguará tu sombra solitaria. Mas no es tu fiesta el Ultramar l…
¡Ay del que llega sediento a ver el agua correr, y dice: la sed que siento no me la calma el beber! ¡Ay de quien bebe y, saciada
Pasan las horas de hastío por la estancia familiar el amplio cuarto sombrío donde yo empecé a soñar. Del reloj arrinconado,