Una mariposa va volando,
en un jardín de prosa y canto,
lleno de flores y de un manto;
entre rojo y naranjo.
Volando de flor en flor.
Besando el néctar dulce como amaranto.
De repente pasa el otro manto,
negro y sin encanto.
El telón se cierra y el jardín se apaga.
El final ya llega con la brisa alada,
la vida se apaga en un parpadeo
y la muerte la abraza en aquel momento,
la alevilla se queda sin tiempo
y ya hace en el pasto contento.
La tierra se la traga y la luz se acaba.
Era una tarde roja como la rosa,
con el calor a fuego lento
y el susurrar del viento.