Cada instante junto a ti,
es un tesoro.
Los guardo
como presagio
de la evocación del fantasma
en que te convertirás
Te miro,
y veo
tus ojos verdes,
tu postura,
tu boca.
Te siento,
y te acaricio
con la mirada.
Acaricio cada gesto,
cada sonrisa,
cada silencio.
Te escucho,
y oigo tu voz cantarina.
Cada palabra,
cada alegre carcajada
Te aspiro,
e intuyo
tu aliento cálido.
Preludio del deseado y perdido beso.
Y tu aroma,
rastro doloroso
de tu ausencia.