Fragmento del pequeño diario
Caminando desprevenidamente por la vida, con el paso de los años uno se encuentra con un sinnúmero de peregrinos embarcados en la misma empresa: la búsqueda.
Porque eso es la vida, una búsqueda constante de eso que sentimos perdido o que nos hace falta, eso que llene un vació o una soledad. Algo que por un instante por lo menos le dé sentido a ese caminar.
Caminando así, sin pretensiones ni esperanzas, uno se encuentra con seres en forma de otros, de pares, de personas que de alguna manera y por un instante algunos y por una eternidad otros, logran llenar la vida, la rebosan de algo que se convierte en un aporte que se convierte en una gota o en un chorro que va llenando ese cántaro que somos cada uno… y tú, en un instante, en un cruce de camino de este andar has llenado con tu propia existencia, la mía.
“No hay otra manera de alcanzar la eternidad que ahondando el instante” E. Sábato
Vivir el instante que es distinto a vivir el momento, no es otra cosa que dimensionar la vida en el presente, que a su vez es lo único certero mientras vivimos, porque lo otro certero que es la muerte, no es nuestra, ya no nos toca. Ahondar en el instante es asumir el presente, tomar conciencia de su acontecer, valorar eso que es rutina, que es cotidiano, que es de todos los días, vencer la muerte una vez más porque somos consientes de la vida que nos rodea, que nos toca, que acontece y ahí, justo en ese momento de sublimidad, alcanzamos la eternidad. Somos eternos cada segundo, cada minuto.
Ahora habitaremos el mundo de los recuerdos, ese mundo íntimo y profundo que al final de cuenta es el que queda. Ya el tiempo no importa porque siempre estaremos el uno junto al otro, en esta vida que nos queda.
Se le quiere con el alma…
Un abrazo para siempre