Siempre me estoy yendo,
nunca llegando
La sensación que me habita
es la de la despedida,
la del destino del marinero,
sin puerto ni arraigo,
sin ti
El sentimiento que queda,
es el del desasosiego por la ida
y no el de la alegría por la llegada
Porque inevitablemente me tengo que ir,
mi destino no es el disfrutar la estancia
sino el largo viaje,
para nunca llegar