En el inmóvil ojo del pescado hay
En el inmóvil ojo del pescado hay
un sueño de anzuelo.
Yo lo he visto, arrancado, en la orilla del río.
Un gran ojo que duele, que te observa a través de las moscas,
a través de los siglos carniceros del hombre.
Un gran ojo muy solo
y muy triste.
Como el ojo de dios.