Altamar del Mar Caribe.
Noche azul. Blanca goleta.
Una voz grita en la noche:
—¡Marineros! ¡A cubierta!
Es el aullido del lobo
capitán de la velera.
Aúlla porque ha parido
su novia la luna nueva.
Y todos yen el lucero
que en el azul va tras ella:
ven el corderito blanco
detrás de la blanca oveja.
El piloto de la nave,
que a la baranda se acerca,
al ver el mar, todo espuma,
canta con voz de poeta:
—En sus azules hamacas
mece el mar sus azucenas.
Y entredice el sobrecargo:
—Es que las marinas yeguas
van al escape y sus crines
se vuelven sartas de perlas.
Y otra vez aúlla el lobo
capitán de la goleta:
—No son espumas de olas,
ni albas crines, ni azucenas:
es que en el mar cae la leche
del pecho que saca afuera,
porque ha parido un lucero,
mi novia la luna nueva.