Blindaje racional
De la defensa y el amor, las batallas y el miedo
Sería imposible volver a escribir poesía
luego de tantos meses,
sin una mínima dosis de música
que siquiera me drogue un poco de sensibilidad.
(Sensibilidad que tengo, pero reservo).
Decido escuchar el piano:
el cover de “This is what autumn feels like”.
Tres de la mañana,
tres veces que escribo para ti,
tres golpes de pecho por convertirme
en quien nunca quise ser.
Me hallo aquí,
cual caballero con armadura.
(Sí, quizás oxidada).
Con escudo y espada me cubro del próximo ataque,
ese que podría llegar,
o que mi corazón,
abatido y paranoico,
tal vez invente.
No recuerdo aquella última vez
que me quité el casco,
que reposé sobre campos de flores
y me entregué a vivir y sentir
sin blindaje emocional.
Mi mente vaga por las noches
en recuerdos galopantes de batallas,
donde el miedo le gana sin tregua al amor.
¿Es acaso débil aquel que se prepara para la guerra
con el registro de guerras pasadas?
¿O es fuerte aquel que decide quitarse la armadura
y recibir la fortuna sin recuerdos de dolor
ni preparación alguna?
No lo sé, pero si me lo preguntas,
esta armadura pesa, más que el hierro real.
Ese, con una maniobra, te lo quitas;
pero esta invisible, que blinda el corazón,
no cede con tiempo ni con voluntad.
No deseo cargar más con este blindaje emocional,
que me reprime y estruja el corazón de manera infernal.
Prefiero vivir sin miedo, visceral,
sentir la vida con pasión total,
pero la experiencia y el (des)amor
me piden ser ahora racional.
Pero este blindaje no será eterno.
No importa cuánto intente anclarme al miedo,
mi alma, sedienta de vida,
terminará rompiendo cada cerrojo,
y sentiré de nuevo, sin armaduras,
porque el amor,
siempre encuentra la manera de volver.
Piaciuto o affrontato da...
