Luis Carrillo

espejo

Y una parte de mi explico todo lo que quería

Te sentías tan fuera de lugar que decidiste apartarte, dejar que la vida siguiera sin ti. Te decías que era porque querías que los demás no cargaran con tus errores, con tus caídas. No querías que tus amigos sintieran que te debían algo o que tenían que rescatarte. Así que te hiciste a un lado, sin hacer ruido, como quien se marcha de una fiesta a la que nunca debió ir.

No era resentimiento, no. Al contrario, querías lo mejor para ellos, incluso para los que aprovecharon tu bondad, para los que usaron tus hombros como si fueran suyos. Porque si algo aprendiste en la vida es que las personas pueden ser más frágiles de lo que aparentan, y que a veces el perdón es la única forma de seguir adelante.

Pero, como tú, nadie es perfecto. Lo sabías y lo aceptabas. Eso era lo que te mantenía en la soledad, el no querer ser la piedra en el zapato de nadie. De alguna manera, te castigabas a ti mismo por no ser suficiente, por no hacer las cosas mejor. Y en esa soledad, dejaste que el tiempo pasara. Mientras otros reían y festejaban, tú estabas en tu propio rincón, donde nadie te veía.

Pero te digo, no fue fácil. La soledad nunca lo es. Es como caminar por una ciudad vacía, donde el eco de tus pasos es la única compañía. Aun así, no había rencor, ni odio. Entendías que cada quien tiene su propia historia, su propio dolor, y que a veces, la manera más fácil para ellos era alejarse, reír, olvidar.

Lo entendías, pero eso no significaba que fuera menos doloroso para ti. Pero el dolor puede ser un buen maestro, y te enseñó a mirar la vida desde un ángulo diferente. Aprendiste a ver a las personas por lo que son, no por lo que pretenden ser. Entendiste que a veces la gente se siente grande rebajando a otros, pero tú ya no querías ser parte de ese juego.

Y aquí estás, después de un largo tiempo de dejar que la vida pasara. Ahora, observas desde las gradas, viendo a la gente mover sus piezas como si estuvieran jugando un gran juego de ajedrez. Algunos creen que tienen todas las fichas bajo control, pero tú sabes que el verdadero poder está en entender el tablero completo.

A veces, ellos se sienten ganadores, como si hubieran ganado una mano en un juego de Black Jack. Pero lo que no saben es que mientras ellos celebran, tú has estado estudiando cada movimiento, cada estrategia. Y te das cuenta de algo: tal vez ellos piensan que te quedaste abajo, que te rendiste.

Pero lo que no saben es que el tiempo que pasaste solo te ha dado una perspectiva que ellos nunca tendrán. Te levantaste, y ahora estás listo para mostrarles que un hombre que ha visto ambos lados del tablero es más peligroso que cualquier otra cosa.

Y cuando llegue el momento, no habrá duda de lo que puedes hacer. Porque sabes que en el juego de la vida, a veces es el jugador más silencioso quien tiene el as bajo la manga.

De verdad es algo muy mio, trabajo en darle una mejor estructura.
Gustara mucho lo que preparo, agradecería su opinión y crítica.




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