Lope de Vega

Quien supiere, señores, de un pasante

PREGÓNASE EL POETA PORQUE NO SE HALLA EN Sí MISMO

Quien supiere, señores, de un pasante
que de Juana a esta parte anda perdido,
duro de cama y roto de vestido,
que en lo demás es blando como un guante;
 
de cejas mal poblado, y de elefante
de teta la nariz, de ojos dormido,
despejado de boca y mal ceñido,
Nerón de sí, de su fortuna Atlante;
 
el que del dicho Bártulo supiere
por las señas extrínsecas que digo,
vuélvale al dueño y el hallazgo espere;
 
mas ¿qué sirven las señas que prosigo?;
si no le quiere el dueño, ni él se quiere,
tan bien está con él, tan mal consigo.
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