Tengo el enfebrecido fuego del sol en mis labios, ocasos azules por descubrir en las pupilas, primaveras por vivir en los gélidos inviernos, cantares del alma para colorear una melodía, unas viejas puertas que le robe al campo, olvidos petrificados de amores en lágrimas de ayer, fantásticas historias por contar en mis caricias, mieles de amaneceres bañados en azahares, un vals por bailar entre las olas de los crepúsculos, lunas que vagan perdidas en busca de su amanecer, una estrella guardada entre mis susurros, versos aterciopelados que se durmieron de mi regazo, unas púrpuras alas nuevas para volar a ese paraíso, mi ardiente pasión apoyada en el portal del corazón, que aguardan al mejor postor.

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